viernes, 18 de mayo de 2012

Enrique Dans: Twitter y el respeto al usuario

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ENRIQUE DANS

La pasada semana, el gobierno de los Estados Unidos reclamó a Twitter la información de uno de sus usuarios. 

Siguiendo su política, Twitter trasladó la petición al usuario y, cuando éste expresó sus reparos, Twitter, sencillamente, denegó al gobierno dicha información. 

La contestación del gobierno fue taxativa: Twitter debía cumplir el requerimiento, puesto que el usuario había cedido a Twitter dicha información. 

Sin embargo, estaban equivocados: contrariamente a lo que hacen otras empresas en la red, Twitter deja meridianamente claro en sus términos de servicio que los usuarios retienen la propiedad y el control sobre su información, y que únicamente otorgan a Twitter una licencia para mostrarlos. 

Consecuentemente, Twitter volvió a denegar los datos al gobierno, e invocó la cuarta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que protege a los ciudadanos contra investigaciones y registros arbitrarios. 

Debería ser obvio, pero en los tiempos que vivimos, no lo es tanto: una empresa que opera en un país puede denegar a su gobierno una petición de datos si la considera poco razonable. Algo que hace a Twitter merecedora de calurosas felicitaciones, y que pone en evidencia a las muchas empresas que entregan al gobierno lo que pida sin rechistar o que obligan a sus usuarios a firmar condiciones abusivas en las que ceden todos los derechos de toda información que introducen en sus aplicaciones. 

Condiciones escritas en “legales” que inexplicablemente aceptamos con toda normalidad tras recorrer una página hasta el final sin leerla en absoluto y mentir poniendo una X en una casilla. La deriva de muchos gobiernos hacia el control obsesivo de sus ciudadanos cual Gran Hermano de Orwell se está convirtiendo en una seria amenaza en la red. 

Como usuarios, debemos reclamar que la actitud pro-usuario de Twitter se convierta en norma en toda empresa que aspire a manejar nuestra información. Y si no, irnos con nuestra información a otra parte.

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Este es el recorte del artículo de Enrique publicado en el diario Expansión de España:


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